Las
defensas
estaban llenas de
óxido
, los faros tenían
sarro marino
almacenado durante décadas, su color rojo que alguna vez lo hiciera parecerse a una lustrosa y saludable manzana hacía muchos años que había dejado de brillar y el espejo lateral derecho solo era sostenido con un lazo corroído, en resumidas cuentas el
Vocho
1967 de
Kathleen Brooks
, una norteamericana de 73 años que posee este auto, el primero y el único que ha tenido desde su juventud, era una carcacha como pocas.
Volkswagen
se enteró de la historia de la septuagenaria y su vehículo, el cual ya almacenaba 563 mil 270 kilómetros recorridos, y le propuso reconstruirlo en su totalidad, proeza que se antojaba imposible dadas las condiciones del
escarabajo
.
La mujer dio un recorrido por la costa de California para, quizá despedirse de su auto, porque dadas sus condiciones, pensó, tal vez se lo regresarían aún más dañado. Hecho lo anterior la marca de autos alemana con sede en
Puebla
llegó por
Annie
, nombre que la propietaria le dio a su
Vocho
, para llevarlo a hasta la planta de
Puebla
; ahí los ingenieros evaluaron la condición del coche, los desarmaron todo, mandaron a traerla piezas originales, rehabilitaron practicamente todo el motor y lograron un milegro: dejarlo como recién salido de la fábrica.
En la restauración trabajaron un total de 60 personas, ocuparon 357 piezas de reemplazo, lo que representa el 40% del total de los
componentes
; se le puso un nuevo radio, se realizó todo el trabajo de
tapicería
y al final el coche de
Kathleen Brooks
quedó de lujo, como nuevo.
Cuando la dueña lo vio de regreso se emocionó tanto que dijo que volvió a sentir la emoción de cuanto tenía 20 años y lo adquirió, se soltó a llorar de la emoción.