En los límites de las alcaldías de
Tláhuac
e
Iztapalapa
los
policías
adscritos al Sector Quetzal
inventan delitos
y
detenciones
para obtener dinero que luego pagan a mandos y jueces cívicos.
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Cada
policía
tiene la obligación diaria de remitir a ocho personas al
Juzgado Cívico
o al
Ministerio Público
con el objetivo de que se les fijaran multas principalmente por orinar en la vía pública, robo de autopartes o narcomenudeo.
“A las personas que veíamos tomando en la calle las deteníamos y decíamos que estaba orinando en la vía pública, la mayoría de las veces tenían que pagar su multa sin que les dieran un recibo y así el juez cívico se quedaba con el dinero.
“En otras ocasiones debíamos hacer una puesta a disposición por robo de autopartes o venta de droga, para eso ya teníamos algún espejo retrovisor en la patrulla o teníamos que sembrar la droga a cualquier joven”, relató un policía que prefirió omitir su nombre.
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De acuerdo con los
uniformados
las órdenes fueron giradas por el ex secretario de Seguridad Pública,
Raymundo Collins,
a través de los mandos de la
Unidad de Protección Ciudadana
(UPC) “Santa Cruz”.
Se trata del ex director de la
UPC
Santa Cruz,
Carlos Anguiano Cázares,
detenido en compañía del subdirector de la
UPC, Osvaldo Briones,
y el JUD del Grupo 1,
Héctor Vázquez Montero,
por cobrar
cuotas
a sus subordinados.
En entrevista con
El Big Data
, cuatro policías que pidieron proteger su identidad aseguraron que además de cumplir con las
cuotas
de detenciones, también
usurpaban funciones
para remitir vehículos al corralón.
“Los motopatrulleros tenían que llevar ocho motos diarias al corralón y de mínimo cuatro carros, para eso se detenía a las personas con cualquier pretexto y si la persona no se dejaba, lo esposábamos y también lo remitíamos al juez cívico por impedir nuestro trabajo.
“Eso nos generó muchos problemas porque se actúa con impunidad, yo vivo en la Venustiano Carranza y una vez me dirigía al mercado con mi esposa, unos motociclistas me identificaron y comenzaron a golpearme frente a mi mujer, se dieron cuenta de que yo los había remitido al corralón, pero no me acordaba de ellos”, relató otro uniformado.
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-Cobro de cuotas-
A decir de los
policías
además de las
cuotas
por puestas a disposición e
infracciones vehiculares,
los agentes debían pagar una serie de
cuotas
por trabajar.
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Tláhuac
Las
cuotas
diarias a cada policía eran de 500 pesos por turno de 24 horas a los
policías
en patrulla, si se usaba una motocicleta la
cuota
era de 300 pesos y a los policías a pie les cobraban una
cuota
de 50 pesos.
Además, debían prestar
servicio de escolta
para bancos y tianguis en
Iztapalapa,
por estos trabajos los agentes no ganaban nada, pero sus mandos cobraban
cuotas
de mil a cinco mil pesos.
Para lograr juntar esas sumas, los
policías
debían extorsionar a los ciudadanos en lugar de brindarles seguridad.
“El poder de los jefes creció tanto que también pedían favores sexuales a las compañeras, algunas son esposas de policías y se tenían que aguantar para mantener su trabajo”, relató un agente.
De acuerdo con los uniformados, la ola de extorsiones acabó con esta administración, pero no descartan que los nuevos
mandos
puedan volver a pedir este tipo de pagos.
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