Luego de que trascendió la muerte de un menor de 6 años de edad en la alcaldía Miguel Hidalgo, víctima de un presunto ataque canino, el caso ha dado un giro al descubrirse que el pequeño no presenta huellas de mordidas u otro indicio de agresión animal.
De acuerdo con las primeras indagatorias, el cuerpo del niño Iker Yael estaba tirado en el patio trasero, lugar donde la familia tenía confinados a sus mascotas: tres perros criollos.
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Peritos de la Fiscalía General de Justicia (FGJCDMX) detallaron en su informe que el menor no presentaba huellas de mordeduras, pero sí un fuerte golpe en la cabeza que le causó una hemorragia que lo desangró. Asimismo, indicaron que las mascotas no se portaron agresivas al momento de someterlas y trasladarlas a control animal.
Habría sido la tía-abuela del pequeño, identificada como María del Socorro, quien alertó de la situación, pero ella había asegurado que todo se debía al ataque de los caninos.
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En su primera declaración explicó que el niño le avisó que iría al baño, pero no regresó rápido. No obstante, no se alertó porque solía ser así. Fue hasta que escuchó ladridos que se asomó al patio trasero y vio que los perros rodeaban el cuerpo de Iker Yael, por lo que pensó que estos lo habían mordido.
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Sin embargo, horas después del trágico evento, los policías de Investigación detuvieron a la mujer de 56 años de edad, bajo sospecha de que ella pudo golpear al niño y tirado su cuerpo a los perros, para que estos lo mordieran y argumentar la versión de ataque animal.
Ante esta situación, serán las autoridades pertinentes quienes determinen si se trató de un homicidio culposo o sólo una muerte accidental por descuido.